Sigo sin tener final para el corto. En este punto en el que el trabajo ya está muy avanzado, la mayoría de planos animados y la estética bien definida, empieza a preocuparme la falta del punto final en el guión. La falta del giro, el punto de inflexión que pueda aportar al corto los calificativos de interesante y atractivo o dejarlo en un simplón ejercicio donde la estética y técnica nunca podrán suplir las carencias argumentales. Algo que abunda en el mundo de la animación.
Desde el punto de vista de un guionista posiblemente haya cometido el gran error que supone a casi toda producción la ruina, tanto económica como argumental. Una historia sin guión cerrado supone improvisar, un término que nunca ha sido compatible con la industria y menos con la animación donde se planifica al milímetro los frames que se necesitan dibujar por secuencia.
Lo bueno de la animación es lo barata (por mucho que algunos se esfuercen en hablarnos de presupuestos astronómicos) que resulta. Con un ordenador y un poco de ingenio (no demasiado) cualquiera puede producir un cortometraje de animación y asumir "errores". Un cortometraje cerrado desde la pre-producción implica que las diferentes fases del proyecto no se contaminen entre si, conceptualmente la realización ya está terminada antes de empezar. Dividir el proceso en fases estancas es conformarte con un libro de pinta y colorea para preescolares. Quizás sea esa la razón por la que aun no tengo claro el final de mi historia.
